Educar a tu cachorro

No es tan solo una cuestión de convivencia. Un aprendizaje adecuado tiene consecuencias en la felicidad y en la salud del animal.
Comenzar este proceso cuando el perro es joven es muy importante para que crezca sano y a gusto con su entorno.

¿Cuál es la edad recomendada para comenzar el proceso educativo?

Lo ideal es empezar una vez completado el periodo de vacunación del perro, alrededor de los 3 meses. Este momento es clave ya que comienza su etapa más importante, la de sociabilización. Ésta determinará el carácter del perro. Evitará futuros miedos, fobias o ansiedades.

Esto le ayuda a solucionar problemas y a enfrentarse a nuevos estímulos: texturas, sonidos, presencias, alturas… Todo ello, para que sea más estable mentalmente, más independiente e inteligente.
El aprendizaje se realiza en pequeñas dosis que el perro pueda gestionar de manera positiva y que le servirá para toda la vida.

¿Qué es lo más complicado?

Lo esencial es tener claro que la etapa de cachorro es sólo eso: una etapa. Lo más complicado es establecer unas normas en casa y ser constante. En las clases específicas para cachorros damos a la familia las herramientas para conseguir llegar a un equilibrio que permita una convivencia feliz con el peludo.
Pero lo más importante es mantener la paciencia y no olvidar que se trata de un bebé y necesita su tiempo.

¿Cuáles son los errores que debemos evitar?

Somos muy emocionales y muchas veces le damos importancia a actitudes del perro a las que no deberíamos hacer caso. Un comportamiento reforzado tiende a repetirse. Muchos cachorros aprenden a portarse mal porque saben que así llaman nuestra atención.

Nuestro peludo nos conoce mejor que nadie porque no tiene otra faena que observar nuestra expresión corporal. Sabe cuándo estás contento, triste, enfadado… Pero no por ello entiende el motivo.

¿Cuáles son los beneficios de educar en positivo?

Con el castigo, sólo conseguiremos convivir con un perro cada vez más inseguro, miedoso y que busca la soledad para estar tranquilo.
Con los refuerzos positivos, criaremos a un perro cada vez más inteligente, que piensa por sí mismo, resuelve problemas con seguridad, aprende cada día mas rápido y disfruta estando con nosotros.